DIONISIO RIDRUEJO, un espíritu contradictorio.

Hijo de un comerciante, estudió Derecho sin gran entusiasmo en el Real Colegio de María Cristina de El Escorial, donde vivió hasta 1933, año en que se afilió a Falange española y fue designado jefe provincial de Segovia, ciudad en la que inició su carrera literaria y periodística, escribiendo en la prensa local. En 1935 pasó a Madrid para seguir los cursos de la escuela de Periodismo de El Debate. Ese mismo año conoció personalmente a José Antonio Primo de Rivera.

Al estallar la guerra civil perteneció a la Junta Política. Serrano Suñer, en 1938, le nombró jefe del Servicio Nacional de Propaganda. Es conocido que cuando la toma de Barcelona, por el bando nacional, llevó propaganda redactada en catalán, que le fue confiscada. Tampoco se le permitió celebrar una serie de mítines que tenía previstos en favor de la reconciliación entre vencedores y vencidos. Según el gobernador militar, Alvarez Arenas, le manifestó el problema más grave era «restaurar los altares de la ciudad». La Biblia, y no José Antonio, marcaría la pauta para el castigo de la antigua «ciudad roja».

A finales de 1940 dimitió del cargo y, con Pedro Laín Entralgo, fundó la revista Escorial, intento de apertura intelectual. En 1941 se alistó en la División Azul, como soldado raso. En 1942, en carta dirigida a Franco, se dió de baja del partido y dimitió de la dirección de Escorial. En dicha carta acusó al dictador de «revanchista» «dando a la honrosa tarea del Poder una categoría de pago de gratificaciones», en persona se atrevió en áquel momento a acusar de traidor a Franco y también de gestionar el hambre del pueblo, ceder ante las presiones eclesiásticas, sostener una justicia arbitraria y que él mismo se aguantaba gracias a un ejercito opresor. Todo esto en 1942.

Fue desterrado a Ronda en el mismo año y a Sant Cugat del Vallés en 1947.

Colaboró con la revista Destino, pero pasó muchas estrecheces económicas y para publicar, hasta sus libros de poesías tuvieron un vacío. Recibió ayuda económica de sus antiguos colaboradores y amigos, Gonzalo Torrente Ballester, Xavier de Salas, Joan Ramón Masoliver, José María Fontana y otros.

En 1948 logró un puesto de corresponsal en Italia, donde permaneció dos años y medio.  En 1950 recibió el Premio Nacional de Literatura, y en 1953 el «Mariano de Cavia» de periodismo.

Una conferencia que dio en Barcelona en 1955 estuvo a punto de llevarle ante un tribunal militar. En 1956 fundó un pequeño grupo político autodenominado Partido Social de Acción Democrática. En 1957 volvió a la cárcel por unas declaraciones al semanario Bohemia de la Habana y otras ligeras complicaciones que le obligaron a disfrutar de la hospitalidad del Estado durante cinco meses. Ejerció la docencia en Estados Unidos a principio de los años sesenta.

La publicación en Buenos Aires en 1962 de uno de sus libros más importantes y prohibidos, Escrito en España, le llevó esta vez al exilio en París. En ese mismo año, participó en un encuentro en Múnich, entre disidentes y opositores exiliados, en lo que la prensa oficial llamó «el contubernio de Múnich».

Manteniendo siempre sus ideas de corte socialdemócrata, Ridruejo siguió, a su modo y en la medida de sus posibilidades, luchando por la apertura y democratización de la sociedad española. En 1974 fundó Unión Social Demócrata Española, de planteamientos muy similares a la democracia cristiana de Joaquín Ruíz Giménez.

Su muerte le impidió ver el renacimiento de la democracia en España.

Su actividad poética comenzó en 1935 con la publicación de Plural y Singular. Destacan Fábula de la doncella y el río en 1943, Elegías en 1948 y Cuaderno catalán en 1946. Su último libro poético, En breve, apareció el mismo año de su muerte.

En prosa publicó aparte de Escrito en España, En algunas ocasiones, y una Guía de Castilla la Vieja, entre otras, su último libro se tituló Casi unas memorias.

Realmente se hace difícil comprender, su trayectoria, su integridad moral, su valor y su entereza. Pudo haber sido todo y se quedó sencillamente en un español, que luchó por sus ideas, equivocadas o no, contradictorio en su historia,  aunque eso le supuso estrecheces y falta de reconocimiento.

2 respuestas to “DIONISIO RIDRUEJO, un espíritu contradictorio.”

  1. Francisco Tostón de la Calle Says:

    Hola, amigos. Me parece que su valoración de la figura de Dionisio Ridruejo es un poco tacaña, al final de su escrito. Acabo de leer un libro de Jordi Gracia en el que profundiza en el terrible ambiente cultural de la España de Franco, en las muchas peripecias, habilidades y sutilezas que había que realizar para poder decir algo en contra del régimen. La actitud de Ridruejo, consentido del franquismo inicialmente y luego detestado, da idea de su honestidad y grandeza de alma. Admiro a los que saben rectificar y él es un rectificador, un arrepentido de muchas cosas que vio por dentro; de una causa a la que se había entregado y que le decepcionó por completo. Ridruejo es una de las pocas figuras que se salvan dentro del franquismo triunfador, hueco, vocinglero y represivo de los años cuarenta y cincuenta especialmente. Tal vez su poesìa sea un poco frìa y acartonada, pero el alma que hay detrás es un testimonio de nobleza, elegancia y responsabilidad ética y polìtica. ¿Qué más se le puede pedir a un hombre que pudo tenerlo casi todo y que sin embargo se resignó a la persecución y al ostracismo?

  2. xaviercomas Says:

    Estimado amigo Francisco, veo que te interesan los mismos temas que a mí. Te paso una página web en la que hay un escrito de Camilo José Cela, es muy bueno y por tanto lo trascribí.

    DISCURSO DE LA QUIEBRA Por Camilo José Cela


    Un saludo.

Replica a xaviercomas Cancelar la respuesta